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Cómo hablar con tus padres (o cualquier adulto) sobre la necesidad de acceder a atención de salud mental

Pedir ayuda no es fácil, en especial cuando implica iniciar una conversación difícil. A continuación, encontrarás algunos consejos que te ayudarán.

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Pedir ayuda no es fácil, en especial, cuando implica iniciar una conversación difícil con un padre, cuidador u otro adulto cercano. Sin embargo, si necesitas ayuda, no quiere decir que algo esté mal contigo y que seas débil.

Ya sea que sientas ansiedad, depresión, agobio o simplemente no te sientas como siempre, aquí encontrarás algunos consejos para ayudarte a iniciar la conversación.

1. Permítase necesitar ayuda.

Ser adolescente conlleva muchas cosas: calificaciones, exámenes, planificación del futuro, conflictos entre compañeros, relaciones románticas, dramas familiares, actividades extracurriculares, eventos actuales... y la lista continúa. Está bien sentir estrés, tristeza, ansiedad, agobio o simplemente desgano. Está bien no poder nombrar lo que sientes, pero saber que algo no está bien. Y está bien darse cuenta de que necesitas ayuda para afrontar las dificultades.

  • Autoevaluación rápida: ¿Notaste que tu estado de ánimo decayó durante más de un par de semanas? ¿Tienes dificultades para dormir, comer o mantener la motivación? ¿Le gritas a las personas o te distraes? Todas estas situaciones pueden ser señales de que sería bueno recibir algún tipo de atención de salud mental.
  • Considera descargar una aplicación para el seguimiento del estado de ánimo o llevar un diario de estado de ánimo. Esto puede ayudarte a identificar tendencias y desencadenantes.

2. Piense en lo que dirá.

Toma notas en el teléfono o en un papel para no quedarte sin palabras. 

  • Comience con lo que siente: “Últimamente sentí mucha ansiedad en la escuela”.
  • Además, escribe cómo te afecta lo que sientes: “Me está costando concentrarme y mis notas están bajando”.
  • Pida lo que desea: “Creo que hablar con un consejero podría ayudar”.

Al igual que tú, los adultos no pueden leer la mente, así que di con claridad lo que necesitas de ellos y lo que les estás pidiendo.

Consejo: Si decirlo cara a cara parece imposible, escribe un mensaje de texto o dales una nota y pídeles que hablen cuando la hayan leído.

3. Elija un momento para mencionarlo.

El momento es importante. Habla cuando no tengan prisa para ir al trabajo, estén prestándole atención a la televisión o haciendo los quehaceres. Incluso puedes considerar la posibilidad de programar una hora para hablar, a fin de asegurarte de que tendrás su atención: “Realmente necesito hablar sobre algo importante. ¿Podemos tomarnos unos minutos más tarde esta noche?”.

  • Durante una comida juntos
  • Durante el viaje en auto
  • En un paseo por el vecindario
Te mereces toda su atención, así que trata de encontrar un momento de calma, cuando sientas seguridad y confianza.

4. Es probable que reciba reacciones mixtas.

Obtendrás el 100 % de apoyo de algunos adultos, mientras que otros podrían asustarse, cambiar de tema, desestimar lo que sientes o intentar hacerte sentir mejor con el clásico “todo va a estar bien”. 

  • Mantenga la calma: “Entiendo que esto es sorprendente, pero necesito que lo tome en serio”.
  • Apóyate en los hechos: comparte una entrada de tu diario, las calificaciones recientes, una nota de una consejera escolar o una captura de pantalla de una aplicación de seguimiento del estado de ánimo si eso les ayuda a ver el patrón.
  • Dales tiempo: cada generación piensa en la salud mental de manera diferente. Es posible que las personas criadas en la época en la que “había que aguantarlo todo sin hablarlo” necesiten tomarse un minuto a fin de adaptarse, pero eso es responsabilidad de ellos, no tuya. 

Si es el resultado de la conversación no es el que esperabas, considera la posibilidad de incluir a otro adulto de confianza, como una tía, un asesor, una consejera escolar o un líder juvenil.

5. Sepa que no es la única persona. 

Millones de adolescentes lidian con la ansiedad, la depresión, el duelo, las preguntas de identidad o cualquier otra situación. No eres raro por necesitar ayuda; eres valiente por pedirla.

Pedir ayuda puede parecer abrumador

Hablarlo puede parecer aterrador, pero guardarse lo que sientes duele más. Mereces sentirte mejor, y tener esta conversación es el primer paso. No puedes predecir lo que dirá tu adulto cercano o cómo responderá, pero puedes controlar cómo la abordarás. 

Respire profundamente, utilice los consejos anteriores y hable. ¡Usted puede!

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