“¿Por qué mi hijo se porta bien en la escuela, pero es rebelde y temperamental cuando llega a casa?” Los comentarios del docente de su hijo son excelentes. Dice que su hijo se porta muy bien en la escuela, pero eso no es lo que usted experimenta cuando termina la jornada escolar. De hecho,es todo lo contrario. Su hijo es rebelde: está de mal humor, se queja e incluso sufre crisis cuando llega a su casa.
Este fenómeno, denominado colapso del control después de la escuela, es frecuente y puede afectar a niños de todas las edades, especialmente a los de 12 o menos.
Por qué ocurre el colapso del control después de la escuela
El colapso del control después de la escuela es una liberación emocional. Los niños tienen que demostrar autocontrol durante todo el día, obedecer las reglas, escuchar las indicaciones del docente, sentarse en silencio y no molestar en clase. Es comprensible que tengan energía emocional y física que necesitan liberar. Una vez que llegan a un lugar seguro, liberan las verdaderas emociones que estuvieron conteniendo durante todo el día: estalla una burbuja de energía reprimida. Algunos niños se enfadan o lloran, mientras que otros gritan o lanzan objetos. Los niños mayores pueden actuar de forma grosera o irrespetuosa con usted y con los demás.
El colapso del control después de la escuela es una crisis, no una rabieta. Es importante entender que las crisis difieren de las rabietas de varias formas:
- Rabieta: es la reacción de un niño cuando ocurre algo que considera que está fuera de su control. A menudo, las rabietas ocurren cuando el niño no obtiene lo que quiere o se le dice “no”. Durante una rabieta, el niño se distrae. A veces, es necesario ignorar al niño o castigarlo, como un breve tiempo de descanso.
- Crisis: es la liberación de emociones contenidas, a menudo a causa de la fatiga, la estimulación excesiva, el miedo, la ansiedad o el estrés. Durante una crisis, el niño no se distrae. Lo más importante es la contención y un entorno seguro: el castigo no se recomienda.
Aunque el colapso del control después de la escuela puede afectar a todos los niños, es más frecuente en niños sensibles o intensos o en aquellos que presentan problemas de aprendizaje o socialización. Factores como la fatiga, el hambre, la estimulación excesiva y alguna enfermedad también pueden provocar el colapso del control después de la escuela.
Es más frecuente en los momentos en que los niños se adaptan a los cambios de entorno o de horario, como el regreso a la escuela después de las vacaciones de verano. A medida que comienzan a adaptarse a su horario y rutina, el colapso del control después de la escuela puede ocurrir con menos frecuencia.
Cómo ayudar a su hijo
Si su hijo experimenta un colapso después de la escuela, intente no tomárselo como algo personal. No es su culpa; de hecho, a su hijo le da seguridad liberar sus emociones reprimidas con usted. Es importante aceptar el comportamiento de su hijo y darle espacio para que se produzca la crisis. Permita que su hijo libere las emociones que estuvo conteniendo.
Si su hijo está en medio de una crisis, evite ocuparse del comportamiento en ese momento. Espere a que su hijo se calme por completo antes de hablarle de ello. Incluso entonces, es posible que su hijo no sea capaz de identificar exactamente el motivo de la crisis. No insista en el comportamiento de la crisis, pero recuérdele que puede contar con usted y que respirar profundamente a veces ayuda.
Ayudar a su hijo a relajarse al final de la jornada escolar también puede ayudar. A algunos niños les funciona hacer actividad física, como bailar, montar en bicicleta o pasear al perro. A otros les puede ayudar escuchar música o simplemente ir a su habitación o a un lugar tranquilo para relajarse a su manera. Encontrar una actividad de desconexión que funcione para su hijo puede convertirse en una rutina a la que puede recurrir al experimentar una crisis emocional.
Cómo prevenir el colapso del control después de la escuela
Cuando su hijo llegue a su casa, evite hablar de la escuela o de los deberes de inmediato. En cambio, opte por un saludo ligero y sin estrés. Intente evitar la sobrecarga de preguntas sobre su día. Es probable que su hijo necesite un “descanso cerebral después de la escuela”, así que dele tiempo y espacio para relajarse.
Después de clases, muchos niños tienen hambre (aunque a veces no lo digan). Cuando su hijo llegue a su casa del colegio, ofrézcale agua y un bocadillo saludable, como verduras, fruta o queso. Si su hijo tiene una actividad extraescolar, asegúrese de que coma un bocadillo saludable y nutritivo antes. Es importante que su hijo pueda volver a hidratarse y reponerse.
Mantener una conexión con su hijo durante el día también puede ayudar. Puede colocar una nota en su lonchera o carpeta o una foto de ustedes en su mochila. Estos gestos ayudarán a recordarle a su hijo que siempre puede contar con usted.
¡No lo tome como algo personal!
Puede ser muy molesto y estresante observar a su hijo en una crisis, especialmente si siente que hizo todo lo posible para evitarla. Recuerde que usted no provocó el colapso del control y que es normal que su hijo libere sus emociones después de un día largo. Lo más importante es seguir fomentando un entorno seguro, solidario y empático para su hijo, incluso si es difícil.